Buenas noches, y buena suerte, película (2005)

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Estreno	10-02-2006
Año	2005
Duración	93 minutos
Género	Thriller
Título Original	Good night, and good luck
País	USA
Dirección	George Clooney
Guión	George Clooney, Grant Heslov
Música	Jim Papoulis
Fotografía	Robert Elswit

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Sinopsis

Corre el aÃ±o 1953, la televisiÃ³n todavÃa estÃ¡ en paÃ±ales, y Edward R. Murrow, carismÃ¡tico periodista televisivo, presenta el popular programa informativo "See it Now," en la CBS. Murrow, junto al productor Fred Friendly, supervisa un show que informa de las principales noticias del dÃa. TambiÃ©n es el presentador del programa de entrevistas "Person to Person," sin embargo, "el rostro de la televisiÃ³n" es mÃ¡s feliz como locutor de noticias.

La sala de redacciÃ³n de la CBS es un constante hervidero lleno de actividad, con secretarias mecanografiando, terminales de la AP (Associated Press) y de la UPI (United press International) repicando sin parar y los bulliciosos equipos de cÃ¡mara. Murrow tiene a su mando un abnegado equipo de periodistas, entre los que se cuentan Don Hewitt, Joe Wershba, Palmer Williams, Jesse Zousmer, John Aaron, Charlie Mack y Eddie Scott. Todos estos hombres van a convertirse en leyendas de la informaciÃ³n televisiva, pero justo en estos momentos sus carreras no hacen sino empezar. Ahora se reÃºnen para hacer criba de los diversos temas del dÃa y discutir historias posibles.

Una de esas historias es la de Milo Radulovich, meteorÃ³logo del EjÃ©rcito del Aire que ha sido expulsado del cuerpo por considerarse que representa un problema de seguridad. Declarado culpable sin juicio, se le habÃa pedido que denunciara a su padre y hermana si querÃa seguir manteniendo el puesto, a lo que se negÃ³ en redondo. Todos los cargos contra Ã©l se mantenÃan en secreto. Murrow informa de ello en el programa pese a la oposiciÃ³n del nÃºmero 2 de la CBS, Sig Mickelson, que teme poner el programa en la cuerda floja. Murrow y Friendly se sienten tan comprometidos con el programa que incluso deciden cubrir de su bolsillo la pÃ©rdida de ingresos por publicidad causada por los patrocinadores con contactos militares.

La figura poderosa del momento es el senador Joseph McCarthy, de Wisconsin, presidente del ComitÃ© de Actividades Antiamericanas. El senador se halla en una singular cruzada para deshacerse de todos los comunista del paÃs. Su implacable persecuciÃ³n de todo aquÃ©l que a Ã©l le parece pueda tener contacto con el Partido Comunista ha desatado una corriente de paranoia que estÃ¡ haciendo mella en la conciencia colectiva. AsÃ de desmesurado es su poder, capaz de obligar a abandonar sus lugares de trabajo y al exilio a personas cuyo espectro laboral va desde el servicio de las armas a las comunidades creativas, sÃ³lo justificado por sus propios ataques.

Murrow sospecha que McCarthy puede tener que ver con la expulsiÃ³n de Radulovich, y le preocupa que sus sesiones a puerta cerrada y vitriolo de opereta contribuyan a ocultar el hecho de que en realidad no tiene autÃ©nticas pruebas, por lo que estÃ¡ erosionando las libertades civiles de la gente. El programa sobre Radulovich sale al aire y ocasiona una respuesta indirecta de McCarthy. Por supuesto que Murrow es acusado de ser un simpatizante comunista, debido a su actitud interrogativa y a sus investigaciones sobre el caso. En su fuero interno, el presentador sabe muy bien que todo eso no son mÃ¡s que patraÃ±as pensadas para asustar a su equipo con el fin de dispersarlo.

Pero este ataque lo Ãºnico que consigue es inyectar mÃ¡s combustible en el depÃ³sito del equipo informativo. Tras un encuentro con el jefe de la CBS William Paley, afÃn a la causa, Murrow decide combatir el fuego con fuego y comienza a informar acerca de lo que le parecen insuficiencias y mentiras perpetradas en las sesiones de McCarthy.

El programa dedicado a McCarthy se emite, y la editorial de Murrow, repartida entre el principio y el final del espacio, no es menos que brillante. Consigue destacar los graves temas que implican las sesiones de McCarthy, como son: la lÃnea que separa investigaciÃ³n y 'persecuciÃ³n'; la confusiÃ³n entre disentir y deslealtad; entender la acusaciÃ³n como una prueba de culpabilidad; la condena sÃ³lo es posible tras las pruebas y la aplicaciÃ³n de las leyes en un proceso judicial; y, finalmente, como defensores de las libertades en todo el mundo, los EE.UU. no pueden perderlas en su propio territorio. Y lo que es mÃ¡s, en el programa, en lugar de atacar directamente a McCarthy, Ã©ste sÃ³lo aparece y se escucha con sus propias palabras, todo lo cual parece corroborar todo lo apuntado mÃ¡s arriba. La crÃtica considerÃ³ el espacio como una obra maestra del periodismo combativo y altamente responsable, lo que no es habitual en la televisiÃ³n. De momento, el conocimiento de las tÃ¡cticas de McCarthy ya son de dominio pÃºblico, y Murrow estÃ¡ a salvo.

SÃºbitamente, Radulovich recupera su puesto aunque las vistas teatrales de McCarthy no cesan, siempre escupiendo acusaciones a la gente a partir de habladurÃas. El programa informa de las sesiones a las que se ha sometido Annie Lee Moss en las que el senador McClellan insiste en que McCarthy y su hombre de confianza, Roy Cohn, le suministran evidencias corroborativas que la marcan como culpable. El pÃºblico resulta asÃ testigo de cuÃ¡n oscuras, incluso sin fundamento, llegan a ser las acusaciones.

Murrow invita a McCarthy a venir al programa. El senador consiente en ello pero su refutaciÃ³n serÃ¡ filmada con anterioridad y necesitarÃ¡ tiempo para prepararse. Finalmente se emite y, como era de esperar, sigue acusando a Murrow de tener lazos comunistas sin mencionar ninguna de las acusaciones que hay contra Ã©l. Evidentemente, si llevara la contraria al contenido de hecho del programa, socavarÃa sus propias palabras. Murrow especifica esto en la emisiÃ³n de la siguiente semana y clarifica su naturaleza, una vez mÃ¡s negando cualquier implicaciÃ³n con el Partido Comunista, y sintiendo que su bÃºsqueda de la verdad, incluso si ello significa atraer la atenciÃ³n de McCarthy, merece la pena. De nuevo el senador es vapuleado por la prensa y ve cÃ³mo tambalean los sondeos de opiniÃ³n favorables.

El programa ha sabido captar para la opiniÃ³n pÃºblica la ojeriza de McCarthy evidenciada por la clandestinidad de sus tÃ¡cticas de investigaciÃ³n. Estando todo esto en pleno centro de la opiniÃ³n pÃºblica, el Senado empieza a moverse con el fin de censurar al senador y por votaciÃ³n le deponen como Presidente del ComitÃ©.

Para Murrow, su programa pionero y su departamento de informativos eran lo que definÃa la CBS. Sin embargo, el show sufriÃ³ un traslado en la parrilla horaria semanal hacia el domingo y sÃ³lo por cinco episodios mÃ¡s. Paley percibiÃ³ que los tiempos estaban cambiando y cÃ³mo debÃa ser el entretenimiento que la gente querÃa en sus televisores por aquellos dÃas. Pero aÃºn asÃ, el legado del programa de Murrow demuestra que fue una de las emisiones pioneras del llamado periodismo de investigaciÃ³n. Ya fuera una exposiciÃ³n acerca de temas como la segregaciÃ³n racial, el apartheid, la explotaciÃ³n de los trabajadores inmigrantes, o bien el famoso conflicto con el senador Joe McCarthy, Murrow estaba destinado a influir en las generaciones venideras.